Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Pero es curioso cómo eso parece estar cambiando en las tendencias actuales de la fotografía, o al menos, nos estamos dejando llevar por una tendencia que hace daño a la fotografía. No sé exactamente el por qué, pero no dejamos de rodear las imágenes con palabras y mensajes que nos hacen olvidarnos del poder de comunicación de la fotografía.
Más que una fotografía
Dicha tendencia parece estar popularizándose más en Estados Unidos que en Europa de momento. Grandes fotógrafos están denunciando que en los grandes eventos de fotografía se ven fotos expuestas rodeadas de frases, de historias, y de palabras, que hacen que el observador tenga que pasar más tiempo leyendo que viendo la propia fotografía. Y a su juicio, esto está llevando a que se pierda calidad en las fotos, que han pasado a un papel secundario. Ya no se ve la fotografía como una disciplina en la que trabajar y desarrollarse, sino solo como un apoyo visual para comunicar una idea, utilizando también palabras.
Desde mi punto de vista, esto no es necesariamente malo. Al contrario. Creo que una fotografía acompañada de una serie de oraciones puede tener una gran capacidad para comunicar una idea o un sentimiento. No es algo que me desagrade. Creo que esto nos lleva a hablar de algo más que de fotografías. Sin embargo, también es verdad que me parece haber entendido a la perfección a lo que se refieren estos «carrozas», (tal y como algunos de ellos se llaman), de la fotografía.
No hay que olvidarse de la fotografía
Algunos de los recuerdos de las grandes exposiciones de fotografía del pasado nos llevan a galerías en las que aparecían expuestas las capturas de los grandes del momento, unas al lado de otras, en ocasiones sin relación ninguna, y con una breve explicación del contexto de la fotografía, sin más. Hoy en día eso no se puede vender. Hace poco tuve la oportunidad de conocer la historia de un joven fotógrafo que tuvo que escribir poemas que acompañaran a sus fotografías para poder lanzar un libro fotográfico. Puede que la sociedad haya evolucionado, puede que la comunicación audiovisual haya evolucionado, y que ahora se pida más que antes. Es posible. Quizás debamos aceptar que hoy en día lo que se venden ya no son fotografías en sí mismas, sino historias completas, sentimientos. Pero eso no significa que debamos olvidarnos de la fotografía, o que podamos restarle importancia a la fotografía. No es casual el dicho «una imagen vale más que mil palabras». Y es que si bien una imagen puede ser acompañada por cientos de palabras, nunca será igual aquello que vemos, que aquello que leemos. La fotografía merece ser tratada de forma independiente, incluso aunque después la vayamos a acompañar de una serie de textos. El añadir esto último no debería llevarnos a pensar a que podemos utilizar fotografías con carencias técnicas o artísticas.
Los más puristas todavía se atreverán a decir que una fotografía debe ser expuesta sola, de forma independiente, con pocos datos sobre ella, quizás solo algunos sobre el contexto en el que se ha capturado. No me atrevería a tanto. Puede que todo hay cambiado. Pero no debería haber excusas para perder en nivel técnico o en nivel artístico a la hora de realizar una fotografía. Más bien al contrario. Si la comunicación audiovisual ha evolucionado, siempre será mejor contar con una fotografía de altísima calidad, que habla por sí misma, aunque vaya acompañada de otros elementos, que contar con una foto con carencias importantes.
Las redes sociales también han contribuido
Y creo firmemente que las redes sociales han tenido un papel fundamental en convertir la fotografía en algo más que una simple imagen. Es difícil navegar por Instagram o por Facebook, tanto por páginas o perfiles de fotógrafos, como por páginas o perfiles de aficionados a la fotografía, en las que cada foto no vaya acompañada de una frase o de una oración. Por lo general suele ser una frase bien acabada que explica lo que se quiere transmitir con dicha fotografía.
Y cuando uno se para a pensar en el concepto, en la idea de esto, se da cuenta de que las fotografías pierden calidad cuando añadimos texto. Una fotografía debería tener la capacidad de explicarse sola. E incluso, en ocasiones, una fotografía debería tener la capacidad de encontrar diferentes explicaciones para diferentes personas. Cuando esas explicaciones tienen que ser escritas, es porque existen carencias en la imagen, es porque el fotógrafo no se ha parado a intentar transmitir eso mismo que ha escrito solamente por medio de la imagen. Obviamente, esto requiere más esfuerzo, más conocimientos, y más trabajo. Pero también será una obra más completa. Y al fin y al cabo, no podíamos esperar menos de algo a lo que denominamos «arte».