A veces creemos que tenemos que ser grandes fotógrafos para conseguir fotografías bonitas. Pero lo cierto es que a veces una pequeña dosis de originalidad puede ser mucho más útil que una gran dosis de técnica o que un gran equipo fotográfico. Y si no, que se lo digan a Carola Becker. Estas fotos otoñales son una clara demostración de ello.
Hojas, hojas y más hojas
La idea es simple. Una cámara, un objetivo Sigma macro de 50 mm, y hojas, muchísimas hojas. Cuando llega el inviernos las hojas de los árboles se caen, y a veces nos encontramos con hojas preciosas. Lo bueno de la fotografía es que nos permite inmortalizar momentos, y que nos permite mantener con vida aquellas cosas de las que la naturaleza ha decidido desprenderse.
Por lo general, cualquiera que intente fotografiar una hoja se dará cuenta de que la complejidad no es altísima. Carola cuenta ya con miles de fotos de hojas. Y a priori, podría incluso parecer aburrido contar con tantas fotos parecidas o similares. Pero lo maravilloso, que a su vez también forma parte de la maravilla de la naturaleza, es la gran diversidad de hojas que ha fotografiado. Es por eso que decidió comenzar a crear collage para que su trabajo fuera más que simples fotos de hojas sin más, y tuviera una verdadera historia.
Las fotografías que acompañan a este post son de Carola Becker y muestran algunas composiciones que ella ha hecho con sus fotos.
Además, nos demuestran lo que se puede conseguir con un poco de creatividad, y sin tener que contar con un equipo muy amplio o grandes conocimientos de fotografías. A veces la propia naturaleza nos ofrece tomas maravillosas que solo tenemos que capturar en modo automático para conseguir captar en una toma una verdadera obra de arte.
Más fotografías en su web oficial.