GAS, el síndrome que más afecta a los fotógrafos

Se denomina GAS, siendo estas las siglas del Gear Acquisition Syndrome, o lo que es lo mismo, Síndrome de Adquisición de Equipamiento. Común entre los usuarios de cualquier tipo de hobby, y por supuesto también entre los fotógrafos. ¿Sabes lo que es? ¿Crees que a ti te afecta?

GAS es un síndrome que describe a la perfección algo por lo que cualquier usuario aficionado a la fotografía se tiene que enfrentar. De hecho, solo hace falta echar un vistazo a nuestros cajones, a nuestras mochilas, a nuestros armarios, para encontrar una gran cantidad de elementos, componentes y accesorios que no utilizamos.

Y es que en el mundo de la fotografía se produce una situación curiosa, diferente de la que ocurre en otros sectores tecnológicos. Y es que mientras que un ordenador es la clave a la hora de trabajar con hojas de cálculo, documentos, o edición de imagen; un smartphone es la clave para trabajar en movilidad; y una videoconsola es lo principal cuando se trata de jugar a videojuegos, cuando hablamos de fotografía la situación cambia. Si bien la cámara tiene una relevancia principal, también es muy cierto que para conseguir determinadas fotografías necesitamos determinado tipo de equipamiento, o al menos eso es lo que siempre creemos.

Por ejemplo, cuando empezamos en el mundo de la fotografía, es lógico pensar en los objetivos que necesitamos. O más que lógico, es común, porque no es tan lógico. Lo ideal sería aprender a utilizar lo que tenemos de la mejor manera posible. Y cuando nos encontramos con que nuestras fotografías no son todo lo buenas que querríamos, deberíamos pensar en cómo mejorar nuestra técnica y aprender más. Pero lo que suele ocurrir es que uno piensa que debe adquirir nuevos objetivos, y que sin ellos no puede conseguir esas fotos que tanto le gustan. Es en ese momento cuando uno comienza a realizar gastos innecesarios y comienza a desarrollarse este síndrome. Un teleobjetivo, un fijo, un macro, un gran angular… y con el tiempo versiones mejoradas de estos que nos ofrecen una calidad superior. Así, una gran cantidad de objetivos.

Pronto uno se da cuenta de que para conseguir fotografiar una puesta de sol o para realizar fotografía de larga exposición con mucha luz, requiere de unos filtros, y aquí también hay diferentes gamas de precios y calidad.

De aquí podemos pasar a otras tantas opciones. Si nos paramos a pensar en la iluminación. Tenemos desde el típico flash, hasta kits de flash completos con varias unidades y comunicadores inalámbricos, e incluso iluminación fija. En este último aspecto, tenemos iluminación con bombillas, o paneles LED. Necesitaremos difusores, o concentradores de luz. Pero si vamos a hacer fotografía macro, necesitaremos un flash macro.

Pero todo esto es por no hablar de las mochilas. No existe la mochila perfecta. Si llevas años dedicándote a la fotografía lo sabes. Tanto si eres aficionado como profesional, todas las mochilas que has tenido y probado tienen defectos. Ninguna es lo suficientemente buena. Nunca sabes elegir cuál llevar. Y lo mismo se puede decir de las correas, cintas o sistemas de anclaje. Has probado muchísimos, todos tienen carencias, todos tienen sus ventajas, pero ninguno acaba de convencerte.

Y no nos olvidemos de los trípodes, u otros sistemas de estabilización. Desde la marca del trípode, su calidad, su uso, hasta los diferentes niveles en los que podemos gastarnos el dinero en este tipo de productos. Lo cierto es que podemos realizar un desembolso grandísimo.

Ah, y claro está, una vez que hemos comprado todo eso, quizás queramos pasar a una cámara mejor, una con un sensor Full Frame, lo que implica la compra de nuevos objetivos, nuevos filtros…

La triste realidad es que en muchas ocasiones el mayor gasto que realizamos es de dinero en hacer compras, en lugar de lo que debería ser, un gasto de tiempo en hacer fotos. Una simple cámara DSLR, la más básica, con su objetivo de kit, nos da para muchísimas horas de aprendizaje y profundización en el mundo de la fotografía.

En ocasiones hay que olvidarse de comprar, y no pensar que necesitamos determinados elementos, sino centrarse en obtener las mejores fotos con lo que tenemos.

Al menos, eso sí, ahora sabes lo que es el GAS, lo puedes reconocer, y quizás eso te sirva para evitar realizar demasiadas compras.

También hay que decir que a cualquiera de nosotros nos gusta realizar gastos en nuevos productos, por lo que tampoco estará mal de vez en cuando comprar nuevos accesorios, pero nunca está de más saber que en el mundo de la fotografía existe este síndrome que genera un comportamiento no demasiado beneficioso y que podría incluso hacer que no disfrutemos de la fotografía.